Érase una vez un pequeño panda que habitaba en su bosque de bambú, era gordito, suave y cariñoso pero lloraba mucho. Su mamá no comprendía por qué lloraba tanto hasta que descubrió que le empezaban a salir sus pequeños dientes.
Un día, una osa amiga de mamá le trajo un regalo al pequeño panda, se trataba de un mordedor de colores, el pequeño panda podría morderlo y aliviar así el dolor que le causaba la salida de sus dientecillos.
El pequeño panda estaba encantado con su regalo y no paraba de mordisquearlo. Su mamá sintió un gran alivio , pues su pequeño ya no lloraba tanto.
La mamá panda pensó que fabricar ella misma ese accesorio tan preciado podría ser una gran idea, así ayudaría a otros panditas y a sus mamás. No lo dudó y se puso manos a la obra, buscó todos los materiales y aprendió a hacerlos cuidadosamente.
Desde entonces todas las mamás pandas del bosque acudían a ella para pedirle que les hiciera mordedores, chupeteros y muchos accesorios más para sus pequeños pandas. La mamá panda estaba encantada con el éxito que había tenido su idea, tanto que abrió una tienda en el centro del bosque para que todos los pandas pudieran ir a comprar sus accesorios.
Todos los panditas del bosque estaban contentísimos con sus mordedores, a todos les crecieron unos fuertes dientes y pudieron comer felizmente su bambú.